Anna Maria Guasch
Para entender en su justa medida a la exposición Gelatina dura. Historias escamoteadas de los 80 hay que verla no sólo como un proyecto expositivo en el que lo político y documental se impone a lo artístico, sino como culminación de un ciclo de muestras y seminarios de la red de museos que desde 2009 componen L´Internationale, un proyecto de repensar la historia paralela a la planteada por Walter Benjamin en “Sobre el concepto de historia”. En este texto Benjamin propone “pasarle a la historia el cepillo a contrapelo”, que es como huir de los relatos oficiales y hegemónicos de la historia, aquellos que han sido escritos por los vencedores, y poner la llaga en aquello censurado, oculto, “deslustrado”, “desoído” y en último término “escamoteado”. De ahí el título de la muestra barcelonesa, que tras el oxímoron inicial: la gelatina y dureza con términos antitéticos, plantea abiertamente un conjunto de micro relatos que desde distintos campos de conocimiento, el arte, el cine, la política, los comics, los medios de comunicación o la literatura, buscan generar diversos espacios de fisura y confrontación dentro de la historias oficiales del arte español de los años ochenta.
La conocida como “era del entusiasmo” que, junto a la bonanza económica y de mercado catapultó a la fama y al liderazgo internacional a una pléyade de pintores, amparados además, en la subida al poder del socialismo en 1982, el nacimiento de Arco en 1982 o por una efectiva política de apoyo y promoción al nuevo arte español tuvo también su rostro “ácido”, a menudo irónico que la exposición visualiza en siete relatos empezando por la llamada “memoria olvidada” (la que visualiza la antihistoria, la contrainformación y el olvido) para concluir en el “estado gaseoso” (la otredad y el escapismo como arma). En total más de 200 obras de 59 artistas, muchos de ellos procedentes de la Colección del MACBA y del Fondo de Archivo y Biblioteca del Museo.
Esta última circunstancia explicaría una cierta sobreexposición de material documental y cinematográfico que domina por encima del artístico y puede llegar a convertir la exposición en un ejercicio más proclive a lo didáctico –pedagógico que a lo estético-visual. Pero no con la misma intensidad en los diversos apartados, como ocurre en el bloque dedicado a los luchas de los grupos autónomos y en su paso de la clandestinidad al poder de la centralidad, o lo que Manuel Vázquez Montalbán en un famoso artículo publicado en El País en 1984 denominó la “conciencia utilitaria del estado pactado”. Un apartado en el que abundan los videos y documentales en este caso de huelgas, de convocatorias de elecciones junto con carteles de Colita sobre el Referéndum y la Constitución (1978), grafitis anónimos o portadas de revistas políticas como Triunfo.
Un mayor énfasis en obras consideradas “políticas” de artistas y cineastas como Francesc Abad, Jaume Xifra, Francesc Torres, Marcelo Expósito, Pere Portabella, Joan Rabascall , Eulàlia Grau o Mireia Sentís llenan las paredes y vitrinas del que, a nuestro parecer es el apartado que mejor recoge la paradoja del título: esta falsa imagen de una “era del entusiasmo” que no era si no un reflejo de lo que Manuel Vázquez Montalbán denominó «democracia débil». De ahí la insistencia en repetidos ejercicios de amnesia colectiva como los que muestra Francesc Abad en su trabajo de archivo El Camp de la Bota (2004) un proyecto basado en la recuperación de la memoria histórica, en concreto un periodo de chabolismo y marginación social con un total de más de 1.000 documentos, aparte de un DVD con entrevistas registradas en video y textos de prensa. Pere Portabella con su film documental de 16 mm Informe General , rodada en los meses posteriores a la muerte del general Franco como una ficción de la futura representación de la transición española. Destacan también fotografías de Joan Rabascall de la serie Spain is dfferent, con una ácida visión de la situación cultural y política de la España de fines del Franquismo .
Joaquim Jordà, con el documental Numex Presenta que relata la experiencia de un colectivo que aupó y gestionó una fabrica entre 1977 y 1979, Maria Ruido , con un trabajo que aborda el tema de la construcción de la memoria , en concreto de la emigración desde el estado Español a Alemania (La memoria interior, 2002) ilustran un nuevo apartado “Del mono azul al cuello blanco” que plantea un claro desmembramiento de los movimientos obreros y la reconversión industrial.
Finalmente queríamos destacar el diálogo visual que en “Del urbanismo feroz a la ciudad espectáculo” se crea entre las fotografías de Manolo Laguillo, La Gran Barcelona 1978…2016, un documento de la profunda transformación urbanística que experimentó la ciudad, con las obras de Isidoro Valcárcel Medina (La ciudad anarquizada III,V, 1989-1991) de Muntadas, Ciudad museo (1992) para acabar con las portadas de la revista satírica y socialista distribuida en Barcelona a partir de 1975 y denominada Butifarra, obra del colectivo homónimo, una suerte de “corte de mangas” al franquismo, aun vivo cuando la revista aparece, en mayo de 1975 y que cerraría el ciclo abierto en Gelatina dura: una mirada al reverso de la historia.
Título: Gelatina dura. Historias escamoteadas de los 80.
Fechas: del 4 de noviembre de 2016 al 19 de marzo de 2017.
Organización: Exposición organizada por el MACBA Museu d’Art Contemporani de Barcelona en el marco de L’Internationale.
Comisaria: Teresa Grandas.
Foto: Pere Portabella, Informe General. Wikimedia Commons.
Publicación original: http://www.abc.es/cultura/cultural/abci-ochenta-no-entusiasmaban-201612091924_noticia.html