Darío Villalba. Resplandor seco

 

Anna Maria Guasch

Darío Villalba sigue siendo un artista “inclasificable”. Ya lo era en los años setenta cuando sus trabajos pictórico-fotográficos no encajaban en ninguno de los ismos del momento, fueran los nuevos realismos, el arte pop, el informalismo o el realismo social, y lo sigue siendo ahora, aunque las relaciones pintura-fotografía a través de las teorías cada vez más sofisticadas de la imagen sean mucho más familiares que lo eran hace 40 años.

Villalba fue un pionero en el uso de las imágenes (lo que en inglés se conoce como “fenómeno pictures”), en el sentido de que lo que interesaba realmente no era tanto una sinestesia entre el medio pictórico y el fotográfico, sino la creación de una realidad no “representada”, sino ”reproducida”, una realidad la mayoría de las veces “apropiada” de los medios de comunicación y otras creada por el artista pero desde su condición de “amateur”. Es como si Villaba detuviera la circulación de imágenes para “introducirlas en la pintura como una brecha”. Y en todos los casos se trata de figuras humanas, como la obra que inicia cronológicamente el recorrido de la muestra barcelonesa ( un conjunto de las obras propiedad de la Fundación Suñol y del propio artista). Se trata de la muy conocida Jones, de 1974, la única de las obras de la exposición que pertenece a la que fue sin duda la serie de trabajos más emblemáticos de Villaba en la década de los años setenta, Los encapsulados con la que el artista participó en la XII Bienal de Sao Paulo, inicio de un reconocimiento internacional. Villalba concibió Jones como una compleja construcción tridimensional de aluminio y metalcrilato que contenía una emulsión fotográfica de gran formato en blanco y negro con una imagen de uno de los “desfavorecidos” y anónimos de la sociedad ( indigentes, enfermos, chaperos, ancianos…) que tanto gustaban al artista. Una obra en la que Villalba parecía encontrar voz propia dentro del pos-pop que en realidad era un anti-pop, un arte pop que él conoció de primera mano gracias a su formación un tanto atípica en la Universidad de Harvard a finales de los años sesenta. En Estados Unidos quedó fascinado por el Andy Warhol menos conocido , el de la serie Disasters, lo que le llevó contraponer la sociedad de consumo asociada a la desmesura de colores acrílicos a una gama de blancos y negros, hondamente arraigada a su vez en una cierta tradición claroscurista española, enfatizada por una gestualidad y un trazo siempre en rojo.

Y así seguiríamos con todo un catálogo de seres agónicos y dramáticos que en la exposición empiezan en los años setenta (a destacar también sus obras El Místico, (1974) Cabeza y 179 (1979) y, pasando por obras de la década de los años noventa , como Down (1997) culmina con parecidos registros, sin saltos al vacío ni búsqueda de novedades gratuitas en trabajos más recientes de 2008 (series de adolescentes ), o de 2015 y 2016, con una nostálgica Sonrisa en el agua I y II (2016).

Título: Darío Villalba. Resplandor seco

Fechas: Del 23 de noviembre de 2016 al 11 de marzo de 2017

Organización: Exposición organizada por la Fundació Suñol. Barcelona

Comisariado: Darío Villalba y Fundació Suñol

Foto: Darío Villalba, Espacios negros, 1978. c0ntraband, imagen bajo licencia CC BY-NC-SA 2.0.

Publicación original: http://www.abc.es/cultura/cultural/abci-dario-villalba-pionero-todo-momento-201701120149_noticia.html