Amar Kanwar en la «escena del crimen» (La Vanguardia/Culturas 23-03-2019)

Huma Mulji, Sarwar Road: July 26th, 2011.

Amar Kanwar

Obras de la colección Thyssen-Bornemisza Art Contemporary

Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Paseo del Prado, 8 28014 Madrid

Hasta el 19 de mayo de 2019

Comisaria: Chus Martínez

ANNA MARIA GUASCH

Naturaleza, paisaje, clima, presencia humana, espacio abstracto. ..éstos son algunos de los lemas con los que Francesca Thyssen- Bornemisza define las líneas discursivas de su colección de arte contemporáneo en el marco de la Thyssen-Bornemisza Art Contemporary  (TBA21) fundada en Viena en 2002. La colección se compone de más de 600 obras de más de 200 destacados artistas contemporáneos con proyectos artísticos multidisciplinares que desafían toda categorización, incluyendo instalaciones a gran escala, composiciones de sonido,   performances y piezas de arquitectura contemporánea. Obras unidas por una común voluntad: la creencia de que el arte es una fuerza transformadora y que espera  inspirar los cambios  en el mundo global.  De ahí la reivindicación, como filosofía expositiva, del el poder el papel protagónico de las imágenes  que, según Francesca,  aportan una comprensión más profunda del mundo actual y de sus desigualdades e injusticias que las obras de arte convencionales, tanto  la pintura, la escultura o el cine.

Es el marco  de esta plataforma para la producción cultural que se ha convertido TB21 que hay que entender la muestra del cineasta y artista indio Amar Kanwar(Nueva Delhi, 1964) en el Museo Nacional Thyssen Bornemisza de Madrid, un artista del que se escogen dos “operas magnas”, propiedad de la colección TBA21 que definen muy bien la voluntad del artista para reivindicar  desde lo propio y vernacular (su Nueva Delhi natal) los derechos humanos en la India, con cuestiones subsidirarias como la justicia, el poder, el nacionalismo, la violencia, la religión y los abusos sexuales.  La primera obra con la que se encuentra el espectador es el film  La escena del crimen(2011) que forma parte  de una “work in progress” El bosque soberanocon el que Anwar lleva  trabajando desde 2011 , una verdadera “auto-etnografía” realizada a partir del contacto directo con un conjunto de comunidades locales del estado de Odisha (India) entorno a las  explotaciones mineras e industriales  en permanente lucha con las  comunidades locales agrícolas, e incluso con comunidades de campesinos de indígenas.  En este film, Amar Kanwar ofrece una experiencia del paisaje y las comunidades que lo habitan  justo antes de su desaparición a raíz del proceso de industrialización : es así como la resistencia pasiva de la gente en primeros planos se alterna con imágenes silenciosas de paisajes casi sublimes por su  sensación de pérdida, de silencio, de vacío y de desarraigo. Gracias a la muy cuidada fotografía de Dilip Varma y al meditativo montaje de Sameera Jain, las imágenes se liberan de todo contenido narrativo y anecdótico para transformarse en un cumulo de sensaciones y emociones que llaman más a la empatía que al conocimiento.

En otras obras que integran El bosque soberanocomo diversos libros en clave de memorial  (El libro de las semillas, 2012 o La constitución, 2012) o la instalación objetual en formato de archivo titulada La sala de semillas, un conjunto de “reliquias” encontradas en el “escenario del crimen”  y en peligro de desaparición etiquetadas y clasificadas,  el autor parece preguntase: ¿Puede un artista intervenir en este escenario? Pueden las nuevas instituciones culturales responder a esta situación? ¿Cómo hay que entender el crimen? “Puede la poesía ser presentada como “evidencia” en un juicio político o criminal?¿Cuál es la validez de esta evidencia?.

El recorrido por las salas oscuras del Thyssen lleva al espectador al último de los espacios expositivos donde se puede ver una videoinstalación multicanal Testimonio de relámpagos(2007)  que nos sumerge en múltiples narrativas de una constelación sincronizada con un sustrato común: una experiencia de violencia sexual que convierte el cuerpo en elemento central y en lugar para el odio, la  humillación pero también, para la dignidad y la protesta.