ONMEDIATION/5: Lo real de la curaduría

Anna Maria Andevert

La mayoría de los que hemos cursado estudios relacionados con el arte hemos oído hablar de los seminarios On Mediation sobre teorías y prácticas curatoriales y de los ponentes que consiguen invitar. En mi caso, me gradué en Historia del Arte en la Universitat Rovira i Virgili en el año 2014 y posteriormente hice un máster en Conservación y Gestión del Patrimonio en la misma URV y otro en Historia del Arte Contemporáneo y Cultura Visual con profesores de la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad Complutense de Madrid y profesionales del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. On Mediation era algo que quería hacer tarde o temprano ya que el comisariado ha estado presente en mi formación y modos de trabajar y sabía que los contenidos de los seminarios podrían ser de gran interés para mí. Así que este año me animé y, sin muchas esperanzas, pedí la beca que el grupo de investigación Art Globalization Interculturality (AGI) y el Centre d’Art Santa Mònica ofrecían. Con grata sorpresa, la conseguí. Tengo que decir que empecé con muchas expectativas los seminarios, y eso siempre es un factor complicado de sobrellevar. Pero por suerte se cumplieron.

Varios puntos han hecho de esta, una experiencia que vale la pena. Para empezar, una de las indudables fortalezas de los seminarios es que los asistentes tenemos contacto directo con los invitados. Los ponentes hablan de sus proyectos, prácticas artísticas e ideas sobre el mundo de la curaduría basándose, mayormente, en su experiencia; esto es, en exposiciones u otros eventos de mediación que ellos mismos están comisariando o han comisariado. Hablar de sus proyectos obviamente lleva implícito exponer sus trabajos sin tapujos, reseñando los éxitos pero también las debilidades. El feedback con los oyentes es inmediato. Hay que tener en cuenta que On Mediation, pese a tener lugar en la Universitat de Barcelona, no tiene un formato de clase magistral; esto significa que el invitado no es una voz lineal e incuestionable que ofrece unos conocimientos esperando una respuesta por parte de los participantes para ser evaluada. Los seminarios de On Mediation se basan en un diálogo entre los profesionales y los asistentes. La posibilidad de contradecir, dudar y debatir es una constante en la dinámica de las ponencias y esta opción de actuar como agente activo por parte del oyente añade un valor muy alto a las sesiones basado en la participación directa.

Este año contamos con el colectivo What, How and for Whom (WHW). Una de sus componentes, Ana Devic, nos ofreció dos sesiones en las que habló de su trayectoria. Personalmente, me interesó mucho su posición sobre cómo trabajar lo local y tradicional en la contemporaneidad en un espacio geográfico, contextual y socialmente muy significativo. Aprovecho para mencionar que me fascinaron algunas de sus iniciativas como la idea de plantear exposiciones concebidas como formatos televisivos, como fue el caso de Everything we could also be otherwiser (My sweet little lamb) [1], un trabajo de comisariado que empezó en Zagreb en los años 2016 y 2017 en el que replantearon la Kontakt Art Collection de Viena con obras de artistas como Mladen Stilinovic. A parte, mentiría si no dijera que algunas frases de las que Ana Devic reveló me mostraron cuánta práctica y estrategia tenía ese colectivo y lo mucho que me queda por aprender: “One must be aware of his own implication” podría ser una de ellas.

Saliendo del formato curatorial subvencionado o por encargo, nos adentramos en una sesión centrada en la autogestión. La Trastera, Bombon Projects, La Escocesa y Can Serrat nos contaron su funcionamiento. Me interesó mucho que los cuatro fueran totalmente distintos; desde La Trastera, que acaba de nacer como espacio expositivo fuera de Barcelona, pasando por Bombon Projects que también es un proyecto relativamente nuevo que se adentra en el entramado de galerías de Barcelona, hasta La Escocesa y Can Serrat, proyectos con más renombre y consolidación. Me interesó el planteamiento con el cual apareció La Trastera, un espacio donde “practicar tus ideas” así como el nuevo enfoque low-tech que se quiere dar a La Escocesa, clara influencia de Enric Puig Punyet y su negativa a “la gran adicción” [2]. Fue una sesión que me dio mucho que pensar ya que buena parte de las ideas que mi imaginario albergaba previamente sobre lo autogestionado se vieron seriamente cuestionadas a raíz de lo que allí se expuso. Esto sucedió ya que yo no concibo un espacio autogestionado con un background presupuestario de instituciones municipales como ayuntamientos, o con donaciones de entes privados con posibles estrategias partidarias. Por otro lado, pese a mis dudas, es innegable la gran labor que estos espacios llevan a cabo con sus programas de becas, residencias, espacios expositivos y otros dispositivos para promover el arte contemporáneo. Así pues, valorando el trabajo que realizan y haciendo balance general, la sesión me sirvió para plantearme realmente qué es la autogestión e, incluso, si realmente existe algo parecido.

Las siguientes sesiones fueron impartidas por José Miguel G. Cortés y Manuel Segade, por separado. Siempre es curioso escuchar hablar personas de las cuales has leído numerosos textos o libros para tu trabajo [3]. El momento de escuchar el autor leído proporciona una sensación realmente curiosa y muy agradecida, ya que en directo se añade algún valor difícil de explicar. Por ejemplo, el tono en el que el autor habla; en los textos nos puede parecer crítico, mordaz e incluso radical pero en directo seguramente el tono sea más razonado y convincente. O al revés. El mismo “cuerpo”, emulando a Segade, habla y lo que transmite como fuente de información abierta al público es otro código no percibido en un texto. La misma predisposición del invitado con la audiencia es ya un mensaje que muestra el grado de implicación con su trabajo.

Las dos sesiones fueron realmente intensas y muy útiles, ya que los modos de trabajar de los directores del IVAM y del CA2M son notablemente distintos. Me planteo la posibilidad de que sus propuestas difieran sencillamente por el salto generacional que los separa. Hablo de diferencias mayormente basadas en la percepción y trato con la audiencia; Segade parece más atento a las necesidades de su ciudad, pero menos dedicado a los artistas autóctonos, a diferencia de G. Cortés. Aunque seguramente, si es cierta mi hipótesis, también deberíamos considerar que sus distintas praxis puedan y seguramente estén relacionadas con sus trayectorias vitales, o tal vez con las casuísticas específicas de sus respectivas instituciones.

Nuevos conceptos desconocidos para mí aparecieron en sus discursos, como el trabajo en constelación o el posconcepto “L’Oréal”, aportado por Segade, que aunque todo el mundo se tomó en broma, me pareció una fantástica alegoría de los discursos post. Entendiendo aquello que se ha considerado durante muchos años como el “lastre” de una Ilustración científica que certificaba como “real” todo aquello que pasaba por un filtro de poder y supuesto conocimiento, el s. XX nos brindó espectaculares desastres científicos, humanos y sociales que hicieron descubrirnos en otra faceta, mucho más oscura e inventiva. Y digo inventiva porqué por fin, lo “real” pasaba a ser parte de la verborrea vacía, fantástica e imaginativa de unos pocos. Por fin, lo “real” no era nada. Trasladado en el discurso que nos concierne, lo “real” tampoco existe desde que la performatividad se burló, en sus inicios, de lo verdadero –del arte verdadero-, para después jugar con ello y terminar conquistando los espacios el arte con discursos cosméticos, más de “L’Oréal” que de “lo real”. Recordemos pues la exposición en curso presentada por Segade en el mismo CA2M: “Elements of vogue. Un caso de estudio de performance radical” [4]. Y con todo eso, yo pensaba ese día en el tren que “L’Oréal” es una conocida marca de productos cosméticos que utilizamos para aparentar algo que no sabría decir qué es. ¿Tal vez una fachada, un maquillaje, una careta? Lo “no-real”, diría yo. La era post:

Posmodernidad >>> Posverdad = L’Oréal

Los seminarios terminaron con otro plato fuerte: Lars Bang Larsen, una sesión abierta y con mucho éxito que volvía al discurso sobre el establishment del arte: el eterno problema del cual todos somos partícipes, vorágine y prueba.

Finalmente, y para cerrar la fase práctica de esta quinta edición de On Mediation, los alumnos más atrevidos expusieron su proyecto curatorial. Me encantó esa sesión, porque descubrí nuevos talentos: curadores y artistas. A parte, el feedback del comisario invitado, Frederic Montornès, dio el colofón al final de curso. Cabe decir que el equipo que hace posible On Mediation está muy implicado en su trabajo y todos los proyectos, orales o escritos, fueron valorados por ellos, cuestionando puntos, ofreciendo estrategias y en general, guiándonos a todos los participantes.

Valoro esta experiencia de forma altamente positiva y sin descartar volver a asistir otro año, con nuevos ponentes. El hecho de haber podido dialogar directamente con curadores como los mencionados es una oportunidad exclusiva que decidí aprovechar al máximo, y así lo hice, ya que a la mayoría de ellos les pregunté y cuestioné en cuanto tuve oportunidad. Las respuestas siempre fueron distintas, aunque las preguntas parecidas; en mi caso haciendo referencia al concepto y praxis sobre la mediación entre su trabajo y la audiencia. Esto es lo que realmente más me ha aportado de estos seminarios: conocer la aplicación de distintas prácticas curatoriales.

Realmente On Mediation va más allá de lo aquí contado, porque en este pequeño artículo solo he hablado de los seminarios teóricos. Pero ahora empieza una segunda fase, práctica, que promete resultados muy interesantes entorno la exposición “Matèria Primera” [5], actualmente en Fabra i Coats Centre d’Art Contemporani. Aparte, las sesiones han creado un grupo de personas que asistimos a los seminarios, y que gracias al equipo OM, ahora tenemos la oportunidad de visitar galerías, museos y otros espacios del arte de la mano curadores, artistas residentes y otros profesionales del mundo del comisariado que difícilmente conoceríamos sin el contacto a través del seminario. Por poner un ejemplo, tuvimos la oportunidad de ver la exposición “Polititzacions del malestar. Processos creatius i experiències compartides” [6] en el Arts Santa Mònica con una de sus comisarias, Nora Ancarola.

Espero de todo corazón no haber sido la última en disfrutar de la beca que me fue concedida ya que actualmente el futuro de muchas instituciones como Arts Santa Mònica no es del todo claro, sea por unos motivos u otros [7]. Sin embargo, los que nos iniciamos en el mundo de la curaduría seguimos teniendo interés en aprender, y qué mejor que de la mano de grandes profesionales y, a ser posible, becados, algo que empieza a entrar en el mundo de “L’Oréal”: inventiva de unos pocos para el público general.

 

[1] Puede consultarse más información sobre esta exposición en: <http://www.e-flux.com/announcements/69417/my-sweet-little-lamb-everything-we-see-could-also-be-otherwise/>

[2] Enric Puig Punyet. La gran adicción. Cómo sobrevivir sin internet y no aislarse del mundo. Barcelona: Arpa Editores, 2016.

[3] Para mencionar uno muy ameno y siempre a la orden del día -¡y tan al día!- sobre género, pero esta vez no centrado en los roles femeninos sino masculinos, véase José Miguel G. Cortés. Hombres de mármol. Barcelona: Egales Editorial, 2004.

[4] Puede consultarse más información sobre esta exposición en: <http://ca2m.org/es/en-curso/elements-of-vogue>.

[5] Puede consultarse más información sobre esta exposición en: <http://ajuntament.barcelona.cat/centredart/es/content/materia-prima>.

[6] Puede consultarse más información sobre esta exposición en: <http://artssantamonica.gencat.cat/ca/detall/Polititzacions-del-malestar>.

[7] Para ponerse en situación recomiendo leer el artículo de Gisela Chillida en Hansel* i Gretel*: Artes Visuales 2030: Quo Vadis?. Véase <http://hanseligretel.cat/gisela-chillida-artes-visuales-2030-quo-vadis/>.