Susan Meiselas: Otro fotoperiodismo es posible

Susan Meiselas. Mediaciones.
Fundación Tàpies.
Barcelona. C/ Aragón, 255.
Comisarios: Pia Viewing y Carles Guerra.
Hasta el 14 de enero

 

ANNA MARIA GUASCH

Fue el propio Carles Guerra el que en 2010 presentó por primera vez en Barcelona el trabajo de Susan Meiselas (Baltimore, 1948) en una muestra conjunta con Bruno Serralongue en La Virreina. Allí, Guerra, su director entonces, introdujo de la mano de los dos «fotoperiodistas» la imagen documental en el centro y, haciéndose eco del extraordinario auge que este tipo de documentos había cobrado tras la Documenta 11 de Kassel (2002), planteó unas renovadas relaciones entre el documental, la verdad y la ficción.

Relaciones que se consolidan en la retrospectiva que la Fundación Tàpies y el Jeu de Paume de París dedican a la fotógrafa norteamericana, titulada Mediaciones, con trabajos que van de los años sesenta hasta la actualidad, y que, aparte de otros conjuntos, se centran en las tres grandes series fotográficas de la artista –Nicaragua, El Salvador y Kursdistán– a través de fotos, banderolas, vídeos, mapas y documentación en el espacio central de la Fundación.

Hablaríamos así de una metodología de trabajo común cercana a la práctica etnográfica que, en todos los casos, supone el desplazamiento al «lugar» y una observación «activa», pero, en el particular de Meiselas, los viajes se realizan a lo largo de varias décadas y en tiempos tanto de guerra como de paz. Y la artista siempre regresa al lugar fotografiado para, a través de las fotografías, encontrar a los testigos que puedan dar fe de sus testimonios visuales.

Extraordinario ejemplo es su serie Kurdistán: A la sombra de la historia (1997). Como relata Carles Guerra, Meiselas llegó al norte de Irak a principios de los años noventa para documentar el genocidio de la operación militar «Anfal» de Sadam Hussein en 1988. Y lo hizo reimaginando su papel de fotógrafa, inventando nuevos protocolos de trabajo para cada situación: de ahí surgió un proyecto en formato libro concebido como archivo de la memoria colectiva, que más tarde se transformó en un archivo on-line denominado akaKurdistán, y que, ahora, con motivo de la exposición barcelonesa, se presenta como instalación que se retroalimenta a modo de work in progress de talleres sobre distintos relatos de la diáspora de la comunidad kurda.

Bajo lo que el teórico Boris Groys denomina «biopolítica de la documentación», la Meiselas del período que va de 1978 a 2004 se centró en conflictos armados de Latinoamérica, como Nicaragua, con series en torno al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y contra el régimen del general Somoza (que en 1979 le valió la Medalla de Oro Robert Capa); o en El Salvador, donde cuenta su experiencia de hallarse en un país destrozado por una guerra civil de doce años tras el golpe de Estado de 1979.

«Contraimágenes»

Meiselas, en estos conjuntos, entiende el fotoperiodismo como una manera de crear «contraimágenes», imágenes antagónicas, compartiendo con Allan Sekula una misma manera de entender la labor del fotógrafo no como una figura heroica, sino desde nuevos valores en los planos de lo crítico, lo ético, lo político, lo social y lo estético. Esta voluntad de trabajar en imágenes no entendidas como dobles o simples reflejos de lo ocurrido se repiten en nuevos grupos, como el único hecho ex profeso para la retrospectiva: Se trata de Una habitación propia (2015-2017), basada en su participación en una organización comunitaria del Reino Unido, y que, sin embargo, será presentada fuera de los espacios de la Tàpies, en La Bonne. Centro de Cultura de Mujeres Francesca Bonnemaison, para ser objeto de debates con preguntas del tipo «¿Hasta qué punto es informativa la imagen en sí misma?» o «¿Cómo se relacionan las imágenes entre sí?».

Publicado en ABC Cultural el 29/12/2017