Michelangelo Pistoletto

Anna Maria Guasch 

Fiel a su voluntad ya practicada desde la década de los años sesenta de prolongar la pintura al ámbito del happening, de la acción escénica y teatral que le llevaron en 1967 a crear su propio grupo teatral -Zoo-, Pistoletto ha querido acompañar su mini-retrospectiva de su trabajo la Blue Project Foundation de Barcelona con una performance realizada el mismo día de la inauguración en el Parc de la Ciutadella. Se trata de una nueva entrega de su work-in-progress Terzo Paradiso : un “tercer espacio” que despliega en cada uno de los “lugares” en los que se presenta un renovado propósito de convivencialidad y la armonía entre la naturaleza y la tecnología, entre natura versus cultura, en suma, entre belleza, armonía y sociedad.

Y siempre bajo lo que el propio artista denomina “símbolo máximo de la creación”: un triple círculo de origen matemático y que le sirve para llegar a su máxima aporía: buscar en este paradójica relación entre lo infinito del universo y lo finito de la tierra y de la vida una “transformación responsable” de todo aquello, sea político, social, religioso y que garantice un equilibrio dentro de las estructuras sociales. Porque, como sostiene el artista, la responsabilidad del arte consiste en fundar los nuevos principios de una armonía que implique al mismo tiempo la estética y la ética.

Junto a esta performance en el espacio público, Pistoletto acude a esta cita en Barcelona tras la que fue su retrospectiva presentada en el Macba en 2000, con selección de algunas de las obras que desde los años setenta hasta la actualidad le han consagrado como uno de los más destacados representantes del arte povera italiano. No podían faltar los espejos que si bien surgieron como cuestionamiento del concepto de espacio ilusionista heredado del Renacimiento, se transforman con los años en un elemento de reflexión y experimentación en su “vis- a vis” con la realidad: la realidad miente, sostiene el artista, mientras el espejo dice siempre la verdad de las cosas. Y cuando se rompe, el espejo crea todas las formas. Specchio di taglio (1976), Vortice-dittico (2001-2013) vienen a decir que el espejo es un flujo cambiante: contempla la aparición y desaparición de las imágenes que nacen y mueren constantemente. El espejo es el instante del presente. Todos estamos dentro del espejo.

Tampoco faltar sus famosas pirámides a base de amontonamientos de trapos y ropa vieja, usada o de desecho como en la obra Senza titolo 92 (1977-2015) en la que un espejo de gran formato situado en el centro de este apilamiento divide a la vez que fusiona lo que es distinto (restos de trapos de colores en un lado y blancas en el otro) pero a la vez complementario: el arte produce conexión a un nivel filosófico, pero sobretodo a nivel de la realidad práctica. Quizás hemos encontrado en falta alguna muestra de su serie Oggeti in meno (Objetos en menos) , un conjunto heterogéneo de obras sin conexiones entre sí que desafían las rigideces del minimalismo y nos recuerdan uno de los lemas de su trabajo: la heterogeneidad como deseo de evitar cualquier encuadramiento empobrecedor: “Una dirección preestablecida –sostiene Pistoletto- es contraria a la libertad humana, e impide la creación de nuevos espacios , así como hacer viajar el pensamiento”.

Título: Michelangelo Pistoletto.

Fechas: del 11 de noviembre de 2015 al 20 de marzo de 2016.

Lugar: Blueproject Foundation, Il Salotto.

Foto: Blueproject Foundation.