ROI SOLEIL. Albert Serra (La Vanguardia /Culturas 25 Mayo 2019)

Anna Maria Guasch

Fundació Antoni Tàpies

Del 14 de marzo al 16 de junio de 2019

Albert Serra (Banyoles 1975) es un ejemplo paradigmático de cómo el “modus operandi” del cine y del arte confluyen, se entrelazan y acaban  apropiándose de sus roles. Y no hablaríamos tanto de “cine de exposición”, un recurso al que han optado muchos directores de museos para crear un espacio propio entre el cine convencional y el video-arte o la videoinstalación, sino de un nuevo “hibrido”, que supone un doble planteamiento: pensar como un artista y actuar como un cineasta.

En efecto, Albert Serra “piensa” cada uno de sus filmes como si de un pintor o performer se tratara, pero los ejecuta hábilmente con las herramientas del cineasta. Distorsiona el cine, lo lleva al paroxismo de la “no acción” y de la ausencia de “trama”  para magnificar el arte: la luz, la forma por la forma, la estética y la abstracción más allá del cuadro histórico.

Esta operación casi alquimística Serra ya la llevó a cabo  en la película La mort de Louis XIV (2016) donde con Jean-Pierre Léaud,  la figura legendaria de la Nouvelle Vague francesa como actor principal,  se recreó en la figura moribunda del Rey Sol , Luis XIV en distintas tomas realizadas en el hall del Centre Georges Pompidou de París, con una escueta escenografía, pero  que todavía daba pistas de la fiebre barroca y el “estilo versallesco” de principios del siglo XVIII para recrear el que fuera uno de los monarcas más longevos y poderosos de la Europa moderna , el Rey Luis XIV, en decrepitud y en la agonía previa a su muerte. Serra con esta película (estrenada fuera de concurso en el Festival de Cannes de 2016) buscó, como hizo en películas anteriores, entre ellas, Honor de cavalleria (2006) en torno del Quijote, o Història de la meva mort (2013) con la figura de Drácula como protagonista, aplicar uno de sus lemas preferidos: hacer  de la ficción una fantasía.

Pero sin duda donde más lejos ha llegado Serra en su intento de expandir el lenguaje cinematográfico fuera de sus límites naturales  ha sido en  la nueva película que se puede ver en la Fundación Tàpies de Barcelona: Roi Soleil (2017) en la que ya abiertamente Serra reivindica su voluntad performativa.

En una entrevista a Àngel Quintana, Serra sostiene: “Todas mis películas son, en el fondo, como performances”, en el sentido de que, según él, no habría ningún otro cineasta que reconociese la suma importancia de este componente de “fricción”.  Y es desde la performance, y, más en concreto de una reflexión alrededor de la representación de la intimidad ante el doble tabú de la muerte y de la sexualidad, que Albert Serra concibió la performance filmada Roi soleilpara la galería Graça Brandao de Lisboa en 2017. Allí Serra recuperó el proyecto del Centre Georges Pompidou  con el Rey Sol moribundo y lo trasladó a un espacio quasi vacío, de pareces blancas y entorno minimalista de la galería  con una novedad destacada: sustituyó a Jean-Pierre Léaud por uno de sus actores habituales,  Lluís Serrat que  había caracterizado al personaje de Sancho Panza en Honor de cavalleria (2006).  Y a partir de aquí funcionó un doble dispositivo: el actor ficcionando las ultimas horas de la vida del rey en vivo y en directo en los blancos espacios de la galería de arte y el cineasta grabando  con una sola cámara y de un modo casi amateur (“simples postales lúdicas”, según palabras del artista)  todo lo que acontecía en el interior de la galería.  Y ahí hubiera quedado el proyecto  si unos meses después la mirada cinematográfica de Serra no hubiera editado las cintas grabados en vivo y convertirlas en una obra de sesenta y un minutos que fue merecedora  del Gran Premio de la Competición Internacional  dl FID de Marsella, ex aequo con Dora García en  2018.

Este film es el que podemos ver en la Fundación Antoni Tapies en el que se presenta a un burlesco y tragicómico  Luis XIV revolviéndose en suelos y paredes del blanco minimalista de la galería, sólo perturbadas por poderosas luces de neón de color rosado con la que Serra crea estas atmósferas “plásticas” que tanto le agradan , con las que consigue superar lo documental en aras de una forma audiovisual de gran sofisticación y elevada voluntad estética.

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