Barcelona-Buenos Aires (La Vanguardia/Culturas, 27 abril 2019)

Anna Maria Guasch

RELACIONES BARCELONA-BUENOS AIRES

Barcelona ha sido siempre una ciudad  en la que los artistas bonaerenses en distintas etapas de la historia reciente han encontrado su “segundo hogar”, su espacio de residencia, de trabajo, e incluso de proyección e internacionalización en relación al continente europeo pero también a su propio país. En la mayoría de los casos hablaríamos de viajes de ida y vuelta aunque destacan también los que tienen destino final en la ciudad de  Barcelona. En la década de los años sesenta , un caso singular lo ofrece Alberto Greco (Buenos Aires, 1931-Barcelona 1965), pintor , dibujante, poeta y artista performativo  que a finales de los años cincuenta, tras su paso casi obligado por Paris, asumió un papel destacado en Buenos Aires del grupo informalista junto con el artista Kenneth Kemble. A principios de los sesenta inició su periplo por Europa con acciones que denominó Vivo-Ditoen las que seguía un mismo lema acuñado por él mismo: “El arte vivo es la aventura de lo real. El artista enseñará a ver no con el cuadro sino con el dedo. Enseñará a ver nuevamente aquello que sucede en la calle”. París, Roma, Madrid, Ávila, Buenos Aires  y finalmente Barcelona se convirtieron en algunos de los escenarios en los que hacer del arte un movimiento vivo, al margen de las galerías, de la institución arte, del mercado. Y fue Barcelona la ciudad escogida por Alberto Greco en 1965  para poner fin a su vida, haciendo de su muerte el más radical  de sus proyectos Vito Ditoy prologando sus performances artísticas al ámbito de lo biográfico: mientras los barbitúricos empezaban a hacer efecto sobre su cuerpo, escribió en la palma de su mano izquierda: “Esta es la mejor obra” y” Fin”.

A lo largo de los años sesenta Barcelona se convirtió en ciudad reclamo para otra generación de artistas argentinos, entre los cuales destaca la del diseñador, fotógrafo,  dibujante y pedagógo América Sánchez ( Buenos Aires, 1939  )que a su llegada a la capital en 1965 montó su propio estudio de diseño especializándose en diseños sobre la  identidad institucional y corporativa así como en la gráfica cultural y comercial. De ellos sin lugar a dudas el más conocido es el de la Candidatura Barcelona 92. América Sánchez ha sido merecedor de destacados premios, entre ellos, el Premi Ciutat de Barcelona en 2001 y el Premio Gràffica 2013. Ocupa también un lugar destacado en las colecciones del Museo de Diseño de Barcelona.

Otro capítulo a destacar en las relaciones Buenos Aires-Barcelona es el que  protagonizaron la generación de artistas exiliados a raíz del Golpe Militar de Argentina en 1976. De ellos sobresale la figura de Humberto Rivas (Buenos Aires, 1937-Barcelona 2009)  reconocido fotógrafo ya en su Buenos Aires natal a raíz de su  participación en el Instituto fotográfico Torcuato Di Tella y a sus contactos con Anatole Saderman, fundamentales en el desarrollo de su trabajo. En Barcelona su trabajo fotográfico, muy influenciado en sus inicios por Ricard Avedon y Diane Arbus, fue un revulsivo para todos aquellos que deseaban valorizar la fotografía creativa, en clara marginalidad en la época. Fue Rivas uno de los dinamizadores de la primera edición de la Primavera Fotográfica de Barcelona, acontecimiento pionero en España, y a Rivas pronto se le asignó el papel de “retratista” de personalidades relevantes de Cataluña cono Federica Montseny, Josep Tarradellas, J.V. Foix, Salvador Espriu, Joan Brossa o Antoni Tàpies . Rivas recurrió  también al paisaje, a las naturalezas muertas  que junto a otros trabajos fundamentales de su trayectoria como Las “Huellas de la Guerra Civil española” (1999) fueron objeto de la exposición antológica que le dedicó el Museu Nacional d´Art de Catalunya en 2006 y la posterior realizada en el Arxiu Fotogràfic de Barcelona y titulada Huellas (2016).  En 2009 el Ayuntamiento le otorgó la Medalla de Oro al Mérito artístico.

También Oscar Massota (Buenos Aires 1930-Barcelona 1979) se exilió a Barcelona, tras su paso por Londres en 1974 huyendo del clima de intolerancia y represión en los últimos años de la República Argentina donde se había vinculado activamente con  la vanguardia artística de corte pop del Instituto Di Tella. Más que con su actividad artística, de la que el Macba de Barcelona dio buena cuenta en la exposición retrospectiva   Oscar Massota.La teoría como acción (2018) comisariada por Ana Longoni, Massota , a su vez destacado psicoanalista, pasará a la historia por ser uno de los introductores de la teoría psicoanalítica de Jacques Lacan en España a través de la fundación de la  Biblioteca del Campo Freudiano de Barcelona . Su manera de concebir el ejercicio teórico como un modo de acción política la concretó en los llamados “grupos de estudio” , un modo de transmisión de conocimiento y producción extraacadémico muy horizontal, que inauguró en el taller del pintor Josep Guinovart por el cual pasaron jóvenes artistas muy interesados por el psicoanálisis como Pepe Espaliú y Alberto Cardín, identificados con la contracultura catalana del momento.

En el caso de otros artistas como León Ferrari (Buenos Aires, 1920-2013), Guillermo Kuitca(Buenos Aires, 1961) o Jorge Marcchi ( Buenos Aires, 1963) hablaríamos de su presencia en los fondos permanentes del MACBA. Guillermo Kuitca del que el MACBA atesora un conjunto de pinturas abstractas en apariencia pero muy vinculadas a determinados espacios territoriales como Odessa o Praga,  participó  además, en la exposición Post-Picasso. Reacciones contemporáneas  que, comisariada por Michael Fitz Gerald,  examinó distintas reacciones de artistas contemporáneos a la vida y obra de Picasso.  La colección permanente del Macba incluye también obras de Jorge Macchi con objetos, dibujos y fotografías en los que usa materiales cotidianos con los que logra efectos asombrosamente poéticos.   Es también de destacar la donación por parte de uno de los máximos representantes del conceptualismo argentino León Ferrari a la colección MACBA de un destacado conjunto de dibujos de inicios de los años ochenta de la serie “arquitecturas de la locura” ( Escalera, Pasarela, Cidades), en las que explora las formas de control de la sociedad contemporánea inspiradas en la velocidad y las multitudes de la  ciudad de Sao Paulo (Brasil), en 1976, ciudad en la que se exilia aunque sin dejar de realizar un trabajo fuertemente crítico en relación a la dictadura argentina, el poder de la iglesia  y las “barbaries” del capitalismo occidental.

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