Secuencia infinita. Ignasi Aballí.

Anna Maria Guasch 

La instalación de siete videoproyecciones en color Tiempo como inactividad (2016) es una de las quince nuevas obras del total de treinta y cinco con las que Ignasi Aballí protagoniza su “sui generis” retrospectiva con motivo del Premio Joan Miró 2015 que además coincide con el 40 aniversario de la Fundación Joan Miró. Y todo ello en los nuevos espacios habilitados para exposiciones temporales en la planta primera del edificio de Josep Lluis Sert.

Tiempo como inactividad compuesta de proyecciones de video simultáneas de relojes de arena de distintas dimensiones y duración nos da la clave del significado de toda la muestra: una reflexión sobre la noción del tiempo concebida en una especie de bucle que señala la idea de continuidad infinita y repetición abierta con espacios interrelacionados fruto de encuentros y desencuentros, pero nunca de recorridos lineales y finalistas. Con obras fechadas entre 1898 y 2016, el relato expositivo para el cual se ha buscado un título muy “ad hoc”, Secuencia infinita pasa a convertirse en un ir y venir por algunos de los temas recurrentes en el trabajo de Aballí: su pasión por el archivo, su cuestionamiento de las imágenes, de la percepción, las presencias y ausencias de la pintura, su obsesión por el índice y el inventario, temas con los que busca “cuantificar la realidad” no a partir pero de cifras inventadas sino relacionadas con situaciones reales.

Pero sin duda para esta suerte de retrospectiva Aballí ha puesto énfasis en los dos polos de un mismo problema: el paso de la imagen pictórica fija a la imagen en movimiento o fílmica. En el primer grupo de trabajos, El color a diario (espectro cromático), de 2016 , 14 colores (2016) o 66 colores (2016), el artista descuartizada milimétricamente el gesto pictórico en sus más elementales componentes físicos: cartas de colores que, como sostiene Martina Millà, abordan el color en la prosa de James Joyce e incluyen trabajos sobre teorías del color , así como distintas reflexiones sobre la naturaleza del negro. También en este apartado incluiríamos sus reflexiones sobre aspectos tan intangibles como la invisibilidad, la transparencia o la idea de representación que introducen un nuevo elemento central en las reflexiones de Aballí: sus análisis del paso del tiempo, que se visualizan en distintas series fotográficas (Polvo I,II,III,IV) de 1996 o Ventana (estudio/polvo) , de 2016 que recogen el “poso” de polvo en las ventanas del estudio del artista (en una manera similar al cultivo de polvo de Duchamp).

La exposición avanza por otros de los temas recurrentes del artista: la indexicalidad en Indice (veinte palabras) de 2016, una intervención “específica” en espacios no específicamente expositivos de la Fundación Miró en la que proyecta sobre una superficie de cristal una serie de términos (desaparición transparente, texto) que facilitan que lo exterior pueda ser visto desde el interior a través del filtro de las ventanas. Y también por la textualidad (o la relación texto e imagen) en obras como Wrong Idea (2012 ) y Mil palabras (2016), ésta ultima una impresión digital sobre papel que recrea el dicho popular de que una imagen vale más que mil palabras y que apuesta por la complejidad del texto más allá de la inmediatez de la imagen.

Pero donde creemos que Aballí ha conseguido asombrarnos, aún dentro de su previsibilidad muy en la lógica del archivo, es en la última sala con cuatro proyecciones en las que, como sostiene el artista, no sólo se interesa por la historia del cine, sino con jugar con sus elementos , como carteles, sala de proyección, la película, las imágenes que la componen y los subtítulos). Ejemplo de ello lo constituye la videoproyección en color, Reflexion (Passion) (2016) en la que, partiendo del film de 1982 de Jean –Louis Godard, Passion de 1982, esconde las dos grandes pasiones de Godard y posiblemente de Aballí: el amor y el trabajo, el hecho creativo y la realidad a caballo entre la pintura y la fotografía. Pulsiones que se pueden detectar en las otras tres proyecciones que son una exaltación del “minimalismo” tan caro e Aballí. En uno de ellos (Película de una imagen, 2016) un bucle de 20 minutos repite monótonamente una imagen fija sin sonido con subtítulos cambiantes en tres idiomas (inglés, castellano y catalán) que busca, mientras que en los otros dos, un fondo monocromo negro muestran una frase fija (Avalable y This is not the end, las dos de 2016). Todo un acto de iconoclastia y de vacío cinematográfico con la paradoja de que este acto se produce en el reino de las imágenes móviles. Como sostiene muy pertinentemente el artista: “Me gustaba esta idea de construir una película con una sola imagen, un ejercicio que parecería una negación del cine, donde en cada segundo se muestran 24”.

Título: Secuencia infinita. Ignasi Aballí.

Fechas: Desde el 1 de julio hasta el 2 de octubre de 2016.

Lugar: Fundación Joan Miró.

Comisarios: Ignasi Aballí y Martina Millà.

Publicación original: http://www.abc.es/cultura/cultural/abci-ignasi-aballi-cuestion-tiempo-201607130059_noticia.html