Duchamp, fin de partida

 

Anna Maria Guasch

Poco imaginaba Marcel Duchamp cuando en 1910 pintó bajo la influencia de Cézanne La partida de ajedrez rodeado de sus hermanos, artistas cubistas, y de sus cuñadas que casi diez años más tarde, tras su ruptura con la pintura a raíz del rechazo del Desnudo bajando la escalera y su creación del ready made, el ajedrez se iba a convertir en una verdadera “actividad intelectual” y en abanderada de su cuestionamiento del arte desde lo que denominaríamos “anti-arte”.

Como en una ocasión afirmó Duchamp: “Las piezas de ajedrez son los componentes del alfabeto que da forma a los pensamientos; y estos pensamientos expresan su belleza de forma abstracta, como un poema… He llegado a la conclusión personal de que mientras todos los artistas no son jugadores de ajedrez, todos los jugadores de ajedrez sí son artistas”.

Este es el argumento de partida de Manuel Segade que ha convertido las diferentes salas de la Fundació Joan Miró de Barcelona en espacios temáticos dominados por un diálogo transversal que a partir de un mismo eje común, la partida de ajedrez, presentan obras de Duchamp de distintos períodos con las de artistas de diferentes momentos de la historia del arte del siglo XX desde el cubismo hasta el Fluxus y el arte conceptual. Uno de los primeros espacios temáticos es “Del ocio familiar al cuadro como idea” y en él quizás la pieza más singular sea el ready made Trébuchet (Trampa) de 1917, una suerte de alegoría que alude a una típica maniobra del ajedrez: una posición del peón que obliga al otro jugador a perder una pieza con la intención de generarle una trampa.

La mencionada transversalidad explica que en otro de los apartados “Del ajedrez al arte para el pueblo”, el énfasis se ponga no tanto en Duchamp sino en un círculo de artistas, desde Paul Klee cuya obra Überschach, Gran mesa de ajedrez, de 1937 responde a una de sus reflexiones plásticas sobre esquemas de ajedrez y Wassily Kandinsky hasta un representante de la Bauhaus como Josep Hartwig. Un ámbito especialmente destacable de la muestra lo constituye el titulado “El espacio psicoanalítico del tablero”, donde una fotografía de Duchamp al lado de otros jugadores en el Campeonato de Ajedrez de Chamonix Francia en 1927 nos emplaza a una década ( de 1923 a 1933) en la que Duchamp tras participar en numerosos campeonatos de ajedrez en toda Europa fue merecedor el titulo de Maestro de Ajedrez por parte de la federación Francesa. Ello explicaría la presencia de otros documentos fotográficos, ilustraciones (como el trabajo en colaboración con el ajedrecista Vitaly Halberstadt y otros piezas de archivo (como fanzines) casi desconocidos y verdaderamente relevantes que fueron el origen de algunas de las “boites” (cajas) más conocidas de Duchamp , la Boite du 1932 (Caja de 1932) , la Boite-en-valise (1935-1941) y la Boite verte (1934) , concebidas en pleno auge surrealista ( de ahí también la presencia en este apartado de obras fotográficas de Man Ray, René Magritte, o Charles Leirens en un momento en el que explícitamente Duchamp llegó a afirmar a Pierre Cabanne que había abandonado el arte para jugar al ajedrez.

No podía faltar una mención a la exposición The Imagery of Chess , una exposición colectiva organizada por Julien Levy, Max Ernst y Duchamp en la Julien Levy Gallery de Nueva York en 1944. De ella la Fundación Miró exhibe algunas de las obras que allí se mostraron como el tablero de Max Ernst que sabemos entusiasmó a Duchamp ( Chess Set, 1944), el de Alexander Calder (Chess set, 1944) , con materiales reciclados de su estudio, junto a otro tablero posterior de Man Ray (Jeu d´échecs, 1960-62) . Todo ello junto a un documento histórico, la fotografía de Dorothea Tanning de una de las múltiples partidas de ajedrez que se jugaron en la galería para concluir con la pieza cinematográfica de Hans Richter, 8×8: A Chess Sonata in 8 Movements de 1967), una verdadera joya que no puede perderse el visitante de la Miró en la que el propio Duchamp interpreta el rey de las piezas negras.

Con la inclusión de otro documento epocal como el libro-pieza teatral de Samuel Beckett Fin de partie (Fin de partida, 1957) se abre ya el último capítulo de la muestra “El ajedrez en los inicios del arte conceptual” en el que destacaríamos algunos hitos dignos de reseñar y que dotan a la exposición de un carácter a la vez erudito (cercano a un gabinete de curiosidades) y lúdico. Uno de ellos sería la conocida fotografía de Julian Wasser en la que Duchamp aparece con una artista desnuda en el Museo de Pasadena delante de su Gran Vidrio. El otro, la también muy celebrada escena (registrada en video por la artista japonesa Shigeko Kubota) en la que aparecen Duchamp, Cage y su mujer Teeny jugando con un tablero conectado a un sintetizador. También es de aplaudir la inclusión de distintas interpretaciones lúdicas de mesas de juego por parte de artistas fluxus como Georges Maciunas , Robert Filliou (Optimistic Boxes) o Yoko Ono que nos recuerdan , además, que fueron los artistas Fluxus los que más estrechamente siguieron el rastro anti-arte de Duchamp.

 

Fin de partida: Duchamp, el ajedrez y las vanguardias

Fundació Joan Miró. Barcelona. Hasta el 22 de enero de 2017.

Comisario: Manuel Segade

@ANNA MARIA GUASCH. Publicado en ABC Suplemento Cultural, 12 Noviembre 2016.

Foto: Matthew ButlerAlgunos derechos reservados.