«Momentazos» de Melanie Smith en el MACBA

Melanie Smith. Farsa y artificio.
MACBA.
Barcelona. Plaza dels Àngels, s/n.
Comisaria: Tanya Barson.
Hasta el 7 de octubre.

 

ANNA MARIA GUASCH

La que sin duda es la más amplia muestra del trabajo de Melanie Smith (Reino Unido, 1965) en Europa, Farsa y artificio, con más de 120 obras, llega a Barcelona tras su paso por México DF, ciudad adoptiva de la artista desde 1989. Toma su título de una de las instalaciones de 2006 presentes en la exposición, que, además, la artista utiliza para desarrollar el relato visual y conceptual de uno de los siete bloques en los que se divide el conjunto.

Este relato, como el del resto de la cita, hay que percibirlo como una suerte de acertijo o como una historia sin principio ni fin en la que las diversas partes nunca llegan a encontrarse. El planteamiento expositivo es denominado por el curador Cuauhtémoc Medina como de «gusto ilocalizable» o «enigma político-social». «Resquicios de la alta modernidad» que interrogan diferentes espacios histórico-simbólicos con la voluntad de confrontar una cierta parodia o absurdo (la farsa) con el engaño (el artificio).

Entornos urbanos

Smith, bajo el comisariado de Tanya Barson, explora México DF a través de sus «espacios urbanos», en los fotos y vídeos de Ciudad espiral (2002-2004), o el filme Estadio Azteca. Proeza maleable (2010), que consolidan una de sus más claras metodologías de trabajo: el palimpsesto, es decir, la superposición de distintos estratos o capas de historias, de tiempos -en ocasiones antagónicos-, con el que lleva a cabo un evidente enfrentamiento entre algunas de las ideas más significativas de la modernidad artística: la abstracción, la idea de retícula, la geometría radical, el recurso al color, a la textura o a la superficie, con narrativas cargadas de «localidad» y «resistencia».

Por ello, resultan de gran relevancia los «lugares» en los que se generan sus trabajos: desde los tianguis o mercadillos callejeros de Ciudad de México (Tianguis II), hasta los límites infinitos del Amazonas, o el también definible desierto de Atacama. Con el palimpsesto, la artista se plantea preguntas esenciales a partir de detalles insignificantes, «restos» o «rastros», sustratos que se solapan y que dejan de lado todo recorrido lineal y progresivo para recrearse en el «sin fin» de la espiral o la hipérbole.

En espacios de continuos cruces se muestra esta autora, cercana al cine o a la pintura, pero con la singularidad de que, en todos los casos, busca desafiar o sustituir el «marco pictórico» por lo que denomina «marco geopolítico». Es lo que ocurre en el filme Xitila. Desmantelando 1 (2010), en colaboración con Rafael Ortega y en la Capilla del MACBA. Una película que cabalga entre la percepción, el entorno tropical, el minimalismo y la entropía de la obra de Robert Smithson y la performance como amalgama de música, teatro, pintura y acción.

Estética del absurdo

En uno de los apartados más inquietantes de la muestra, el titulado «Cuerpo», Smith se apodera de la teoría carnavalesca del filósofo ruso Mijaíl Bajtín. Allí presenta el cuerpo humano desde la estética del absurdo, proyectando los casos de corrupción del gobierno mexicano a través de la superposición de imágenes propias y fragmentos visuales derivados del infierno de El jardín de las delicias, de El Bosco.

En la cita, Smith parece demandar al espectador situarse frente a un todo indefinido, escurridizo, inexplicable, más allá de los cánones habituales y esperados. Como sostiene Cuauhtémoc Medina, ante su obra no se puede decir «¡qué buena pieza!», sino «¡qué momento tan extraño y especial».

Publicado en ABC Cultural el 15/06/2018