Las malas costumbres de Paul McCarthy

Paul McCarthy. WS & CSSC, Drawings and Paintings.
Fundación Gaspar.
Barcelona. C/ Montcada, 25.
Hasta el 16 de julio

 

ANNA MARIA GUASCH

Fiel a su narrativa forjada en los noventa y al albur del impulso hacia lo abyecto que invadió las conciencias de muchos artistas norteamericanos que cuestionaban el sistema patriarcal e imperialista, Paul McCarthy (Salt Lake City, 1945) presenta en Barcelona un conjunto de trabajos de dos de sus series más celebradas: White Snow (WS) y Stagecoach (SC). Dibujos y pinturas de gran formato siguen perpetuando la imagen del artista como bad boyindisciplinado, blasfemo dirían algunos, sin complejos ni tabúes, desencantado y más allá de toda moral.

Como buen activista de los noventa, una de las máximas de McCarthy es servirse de imágenes lo suficientemente potentes (abyectas y repugnantes) para provocar en el público -sobre todo el elitista del mundo del arte- una suerte de provocación que, sin embargo, puede incluso parecer «impostada» o demasiado previsible… Lo abyecto no es ni un objeto, ni un sujeto, sino una «condición»; una condición que subvierte las normas establecidas y que produce una sensación de vértigo, de desazón, en el espectador: todo lo contrario a lo sublime.

Discurso del cuerpo

Es bajo estos parámetros arraigados en la «sociedad del malestar o del descontento» (desde esos noventa marcados por la crisis del sida hasta la actualidad) que McMarthy ha persistido en un discurso con el cuerpo como sostén privilegiado de lo simulado y agresivo y que recientemente proyecta en medios más convencionales como el dibujo y la pintura.

En la muestra se exhiben un buen numero de dibujos de White Snow, a lápiz en blanco y negro , una serie iniciada en 2009 y presentada en la Hauser & Wirth de Nueva York. Obras que, recogiendo una larga tradición que va desde los cuentos de los Grimm hasta películas de Disney como Blancanieves (1937), buscan poner en evidencia los aspectos más disfuncionales y artificiosos de la inocencia incitando a prácticas onanistas. Y ello, a partir de recreaciones de dibujos de las Viejos Maestros de la tradición pictórica europea. De hecho, McCarthy siempre se ha sentido impelido por el arte europeo, tal como lo demuestran sus iniciales escarceos con los artistas del Accionismo vienés. Pero habría que dejar constancia cómo en sus trabajos más recientes las referencias son otras: un cromatismo que recuerda a Philip Guston; una agresividad gestual próxima a De Kooning, y una suerte de pintura combinada (un gran collage pictórico) derivada de Rauschenberg. Todo en el imaginario de una Low América o de la América lumpen, aquella que se sostiene en las revistas pornográficas y en las de papel couché. Ello se puede aplicar también a la segunda serie, las pinturas de gran formato de Stagecoach (SC), que se inspira en el western de John Ford (La diligencia, 1939), pero lejos de emular los valores morales del protagonista, los desmitifica y ensordece con escenas de alto contenido sexual y escatológico.

Publicado en ABC Cultural el 07/06/2017